Hace algún tiempo en un post de este blog comenté la importancia de los estudios de público, saber quienes vienen y no vienen a los museos y por qué es vital para la supervivencia de muchas instituciones.
También es muy necesario conocer la opinión de los usuarios del museo con respecto a las exposiciones o las actividades que realizan, es por ello que se deben hacer evaluaciones de forma periódica.
Lo más sencillo suele ser el libro de firmas, donde los usuarios van a escribir y firmar tras su estancia en los museos, el problema es que rara vez hay comentarios negativos y podemos caer en el error de creer que todo va bien si solo nos fijamos solo en esto.
Otra opción son los libros de sugerencias y comentarios, pero en este caso el resultado suele ser inverso, ya que acaban siendo un espacio de queja.
Las encuestas de calidad, o evaluaciones de talleres y exposiciones son sin duda un buen recurso, evaluar de forma cualitativa los diferentes aspectos que queremos conocer y dejar al mismo tiempo espacios para comentar aquello que más y que menos ha gustado así como un espacio para sugerencias de mejora es una buena manera de conocer las fortalezas y debilidades de los museos.
Recientemente en la exposición de Chagall de Fundación Canal pude ver un método de evaluación diferente. Se trata de una tablet con tres emoticonos que muestran una sonrisa, una cara neutra y una triste sobre los que pinchar a la frase «tu opinión nos ayuda a mejorar». Este recurso podría muy bien por su universalidad aunque, a mi juicio, se queda un poco corto puesto que no hay posibilidad de justificar tu respuesta.
Todos estos métodos se quedan vacios si no se recopilan en las memorias del Museo y lo más importante si no hacemos caso a las opiniones y lo dejamos pasar, puesto que las visiones desde fuera nos ayudan a percibir mejor lo que nosotros no vemos.
*Álvaro Juanas Fominaya, Máster en Museos: Educación y Comunicación. Universidad de Zaragoza.
Otras colaboraciones, de Elka Weinstein.
Nota: las ilustraciones para este post han sido cedidas por el Museo Diocesano de Jaca y la Fundación Canal.
Conociendo a nuestros usuarios: las evaluaciones
También es muy necesario conocer la opinión de los usuarios del museo con respecto a las exposiciones o las actividades que realizan, es por ello que se deben hacer evaluaciones de forma periódica.
Lo más sencillo suele ser el libro de firmas, donde los usuarios van a escribir y firmar tras su estancia en los museos, el problema es que rara vez hay comentarios negativos y podemos caer en el error de creer que todo va bien si solo nos fijamos solo en esto.
Otra opción son los libros de sugerencias y comentarios, pero en este caso el resultado suele ser inverso, ya que acaban siendo un espacio de queja.
Las encuestas de calidad, o evaluaciones de talleres y exposiciones son sin duda un buen recurso, evaluar de forma cualitativa los diferentes aspectos que queremos conocer y dejar al mismo tiempo espacios para comentar aquello que más y que menos ha gustado así como un espacio para sugerencias de mejora es una buena manera de conocer las fortalezas y debilidades de los museos.
Todos estos métodos se quedan vacios si no se recopilan en las memorias del Museo y lo más importante si no hacemos caso a las opiniones y lo dejamos pasar, puesto que las visiones desde fuera nos ayudan a percibir mejor lo que nosotros no vemos.
*Álvaro Juanas Fominaya, Máster en Museos: Educación y Comunicación. Universidad de Zaragoza.
Otras colaboraciones, de Elka Weinstein.
Nota: las ilustraciones para este post han sido cedidas por el Museo Diocesano de Jaca y la Fundación Canal.