Motivos personales me llevaron recientemente a Dresde, una ciudad con un dilatado pasado y gran relevancia cultural. Aproveché para hacer visitas a museos, iglesias y otras instituciones culturales con el objetivo de disfrutar pero también revisar y comparar desde la experiencia adquirida en el Máster de Museos: Educación y Comunicación, de Zaragoza.
Lo primero que debo decir es que en varios museos y espacios patrimoniales resultaba complicado comunicarse si no hablas alemán, ello me impidió profundizar en el análisis en otros campos como los departamentos de educación y comunicación. Afortunadamente en España, dado el atractivo turístico internacional, esta tendencia está cambiando en los últimos años.
Voy a centrarme en tres ámbitos: iglesias, museos y un jardín botánico.
En relación a las iglesias la entrada a todas es gratuita, salvo que quieras acceder a espacios como la torre. Es frecuente encontrar hojas de sala en distintos idiomas (inglés, polaco, francés, italiano y español principalmente) donde te explican la historia y los elementos que se conservan.
Todas las iglesias tienen en su interior espacios expositivos, una curiosidad que llamó mi atención y me parece destacable, y son espacios de conciertos habituales. La Frauenkirche es una verdadera joya y un icono de la ciudad tras su destrucción en 1945. En su interior se albergan restos de la construcción y una visión cronológica de la historia de este edificio.
Me resultó agradable ver en sus paredes los nombres de los que hicieron posible la reconstrucción, tanto instituciones como particulares. Ello muestra, a mi juicio, el lado humano de los donantes y promotores.
Salvo los textos en carteles principales, es raro encontrar información traducida a otro idioma, lo cual complica la comprensión. En algunos casos la información está escrita en un cristal y con la iluminación el texto se desdoblaba por la refracción de la luz complicando la lectura.
Otras iglesias son la Dreikönigskirche o Iglesia de la Epifanía, la Kreuzkirche o Iglesia de la Santa Cruz, y la Hofkirche que es la Catedral de la Santísima Trinidad.
En cuanto a los museos, mi visita se redujo a dos, pero la guía de los museos de Dresde -en inglés- te posibilita acceder a las direcciones, horarios y exposiciones de otros así como a los precios. Incluyen datos sobre la accesibilidad a los mismos.
El Museo Municipal de Dresde (Stadtmuseum) sí dispone de dípticos en inglés de la exposición permanente donde se cuenta la historia de la ciudad, y de la temporal sobre los 200 años de juguetes. Quiero destacar en este museo algunas cosas positivas: espacios para descansar, incluso la zona de exposición sobre el bombardeo de 1945 dispone de una encimera y taburetes para poder consultar los libros.
También en la parte de los siglos XVII a XIX se alternan los espacios expositivos, con fondos de colores neutros, con agradables recreaciones de espacios como salones, despachos, etc.
Uno de los rellanos del museo tiene en el suelo una fotografía aérea de la zona, donde poder trabajar con los estudiantes diversos factores, una idea poco usual pero muy útil y que deberíamos tener en cuenta en museos locales, también una pared llena de “bocadillos” con preguntas y exclamaciones que invitan a la reflexión.
El Museo del Libro, de la Biblioteca Estatal de Sajonia y de la Universidad (Buchmuseum Der SLUB), es gratuito. Tiene dos espacios uno dedicado a la exposición temporal, en esta ocasión sobre tratados de minerales, paleontología y el Tesoro. El otro es donde se expone, entre otros, nada menos que el Codex Dresdensis, un libro de los mayas de Chichén Itzá en la península de Yucatán que tiene su paralelo en el Codex Tro-Cortesiano que conservamos en el Museo de América de Madrid.
Es un espacio cerrado y oscuro por cuestiones de conservación, y solo se accede a él bajo petición. Incluye cartelas en alemán e inglés, el Codex también en español. Sin embargo las piezas expuestas están a tres alturas distintas y las cartelas no siempre son accesibles.
Destacaría como valoración positiva que todos estos museos visitados que tienen al final de la exposición el libro de firmas con carteles que te invitan a dejar tu comentario, al igual que una urna de donantes para contribuir a la conservación y restauración.
Sin embargo, como valoración negativa, creo que falta mucho en cuanto a accesibilidad, por ejemplo lingüistica, ya que no existe toda la información en otros idiomas, algo que si se hace por ejemplo en un museo local español como es el Museo Diocesano de Jaca.
Un último comentario sobre el Jardín Botánico de Dresde. Un espacio muy agradable, que dispone de un recorrido de carácter geográfico y climático, accesible para personas con dificultades motoras. También incluye cartelas con la nomenclatura botánica latina, además de alemán, destacando un sencillo manipulativo de metacrilato para relacionar las plantas con sus usos técnicos y científicos, lo que permite aprender y establecer vínculos de cercanía con los usuarios.
*Álvaro Juanas, Estudiante del Máster en Museos: Educación y Comunicación, Universidad de Zaragoza. Colaborador habitual del blog de mastermuseos.
Dresde, desde la óptica del educador de museo
Motivos personales me llevaron recientemente a Dresde, una ciudad con un dilatado pasado y gran relevancia cultural. Aproveché para hacer visitas a museos, iglesias y otras instituciones culturales con el objetivo de disfrutar pero también revisar y comparar desde la experiencia adquirida en el Máster de Museos: Educación y Comunicación, de Zaragoza.
Lo primero que debo decir es que en varios museos y espacios patrimoniales resultaba complicado comunicarse si no hablas alemán, ello me impidió profundizar en el análisis en otros campos como los departamentos de educación y comunicación. Afortunadamente en España, dado el atractivo turístico internacional, esta tendencia está cambiando en los últimos años.
Voy a centrarme en tres ámbitos: iglesias, museos y un jardín botánico.
En relación a las iglesias la entrada a todas es gratuita, salvo que quieras acceder a espacios como la torre. Es frecuente encontrar hojas de sala en distintos idiomas (inglés, polaco, francés, italiano y español principalmente) donde te explican la historia y los elementos que se conservan.
Todas las iglesias tienen en su interior espacios expositivos, una curiosidad que llamó mi atención y me parece destacable, y son espacios de conciertos habituales. La Frauenkirche es una verdadera joya y un icono de la ciudad tras su destrucción en 1945. En su interior se albergan restos de la construcción y una visión cronológica de la historia de este edificio.
Me resultó agradable ver en sus paredes los nombres de los que hicieron posible la reconstrucción, tanto instituciones como particulares. Ello muestra, a mi juicio, el lado humano de los donantes y promotores.
Salvo los textos en carteles principales, es raro encontrar información traducida a otro idioma, lo cual complica la comprensión. En algunos casos la información está escrita en un cristal y con la iluminación el texto se desdoblaba por la refracción de la luz complicando la lectura.
En cuanto a los museos, mi visita se redujo a dos, pero la guía de los museos de Dresde -en inglés- te posibilita acceder a las direcciones, horarios y exposiciones de otros así como a los precios. Incluyen datos sobre la accesibilidad a los mismos.
El Museo Municipal de Dresde (Stadtmuseum) sí dispone de dípticos en inglés de la exposición permanente donde se cuenta la historia de la ciudad, y de la temporal sobre los 200 años de juguetes. Quiero destacar en este museo algunas cosas positivas: espacios para descansar, incluso la zona de exposición sobre el bombardeo de 1945 dispone de una encimera y taburetes para poder consultar los libros.
También en la parte de los siglos XVII a XIX se alternan los espacios expositivos, con fondos de colores neutros, con agradables recreaciones de espacios como salones, despachos, etc.
Uno de los rellanos del museo tiene en el suelo una fotografía aérea de la zona, donde poder trabajar con los estudiantes diversos factores, una idea poco usual pero muy útil y que deberíamos tener en cuenta en museos locales, también una pared llena de “bocadillos” con preguntas y exclamaciones que invitan a la reflexión.
El Museo del Libro, de la Biblioteca Estatal de Sajonia y de la Universidad (Buchmuseum Der SLUB), es gratuito. Tiene dos espacios uno dedicado a la exposición temporal, en esta ocasión sobre tratados de minerales, paleontología y el Tesoro. El otro es donde se expone, entre otros, nada menos que el Codex Dresdensis, un libro de los mayas de Chichén Itzá en la península de Yucatán que tiene su paralelo en el Codex Tro-Cortesiano que conservamos en el Museo de América de Madrid.
Es un espacio cerrado y oscuro por cuestiones de conservación, y solo se accede a él bajo petición. Incluye cartelas en alemán e inglés, el Codex también en español. Sin embargo las piezas expuestas están a tres alturas distintas y las cartelas no siempre son accesibles.
Sin embargo, como valoración negativa, creo que falta mucho en cuanto a accesibilidad, por ejemplo lingüistica, ya que no existe toda la información en otros idiomas, algo que si se hace por ejemplo en un museo local español como es el Museo Diocesano de Jaca.
*Álvaro Juanas, Estudiante del Máster en Museos: Educación y Comunicación, Universidad de Zaragoza. Colaborador habitual del blog de mastermuseos.