Con la reciente salida del videojuego para dispositivos móviles llamado Pokemon Go, que se ha convertido ya en un fenómeno de masas a nivel mundial, están apareciendo multitud de noticias a cada cual más surrealista, desde tiroteos a jugadores, movimientos de masas a Central Park por un supuesto pokémon considerado especial.
Como suele ocurrir en el ámbito de los museos este éxito ha pillado de sorpresa a casi todos y las reacciones han sido de lo más dispares. Museos como el Holocausto de EEUU directamente han pedido la prohibición de su uso en su interior por considerarse una falta de respeto al sentido de la institución, mientras que otros están aprovechando el tirón para atraer público y mejorar las cifras.
Algunas iniciativas como visitas por el MET capturando pokemones están comenzando a aparecer.
Sin embargo me parece que en este debate estamos olvidando algo, Pokemon Go es una aplicación más que ha aparecido en los museos, igual que en algunos se ha superado la prohibición de hacer fotos en su interior y ahora raro es el museo que no tiene cuenta en Instagram.
Creo que la clave no está en el juego en sí, el juego proporciona unas herramientas para trabajar bajo nuestra narrativa, para poder crear nuevos juegos que sirvan de base a una nueva experiencia en los museos, Siempre hemos tenido juegos de aventuras donde el patrimonio servía de base como Tomb Raider, películas como Indiana Jones, Literatura como el Código Da Vinci que nos pueden servir de base narrativa y para desarrollar experiencias donde realidad aumentada y museo combinen a la perfección.
Cuando muchos museos comenzaron a trabajar el lenguaje de videojuegos con carácter educativo el Museo Thyssen y PlayStation revolucionaron con NUBLA donde ya no era la lo educativo lo que primaba en cuanto al desarrollo del juego si no que las obras reinterpretadas servían de base a un mundo nuevo de apariencia sencilla pero realmente complejo.
Por eso creo que, antes de debatir al respecto y tomar medidas que traten de poner puertas al campo pensemos y confiemos que los museólogos y educadores de museos estamos capacitados para adaptarnos a los nuevos tiempos y sacar provecho de los cambios que vienen y vendrán
*Álvaro Juanas Fominaya, Colaborador del Máster en Museos: Educación y Comunicación.
Museos y videojuegos ¿estamos preparados?
Con la reciente salida del videojuego para dispositivos móviles llamado Pokemon Go, que se ha convertido ya en un fenómeno de masas a nivel mundial, están apareciendo multitud de noticias a cada cual más surrealista, desde tiroteos a jugadores, movimientos de masas a Central Park por un supuesto pokémon considerado especial.
Como suele ocurrir en el ámbito de los museos este éxito ha pillado de sorpresa a casi todos y las reacciones han sido de lo más dispares. Museos como el Holocausto de EEUU directamente han pedido la prohibición de su uso en su interior por considerarse una falta de respeto al sentido de la institución, mientras que otros están aprovechando el tirón para atraer público y mejorar las cifras.
Algunas iniciativas como visitas por el MET capturando pokemones están comenzando a aparecer.
Sin embargo me parece que en este debate estamos olvidando algo, Pokemon Go es una aplicación más que ha aparecido en los museos, igual que en algunos se ha superado la prohibición de hacer fotos en su interior y ahora raro es el museo que no tiene cuenta en Instagram.
Creo que la clave no está en el juego en sí, el juego proporciona unas herramientas para trabajar bajo nuestra narrativa, para poder crear nuevos juegos que sirvan de base a una nueva experiencia en los museos, Siempre hemos tenido juegos de aventuras donde el patrimonio servía de base como Tomb Raider, películas como Indiana Jones, Literatura como el Código Da Vinci que nos pueden servir de base narrativa y para desarrollar experiencias donde realidad aumentada y museo combinen a la perfección.
Por eso creo que, antes de debatir al respecto y tomar medidas que traten de poner puertas al campo pensemos y confiemos que los museólogos y educadores de museos estamos capacitados para adaptarnos a los nuevos tiempos y sacar provecho de los cambios que vienen y vendrán
*Álvaro Juanas Fominaya, Colaborador del Máster en Museos: Educación y Comunicación.